
La directora de Turismo de Florida, Carmen Passarella informó a Pasaporte News que gracias a la gestión del Ing. Agr. Mario Correa, promotor incansable de la cultura rural, luego de nueve meses de gestión, se pudo concretar esta exhibición de 30 destacadas obras del genial artista argentino, cedidas por el Museo Las Lilas de San Antonio de Areco (provincia de Buenos Aires) un lugar paradigmático de la cultura campestre.
La muestra, que viene siendo organizada por el Ministerio de Educación y Cultura, el Museo Las Lilas y la Intendencia de Florida. será inaugurada el viernes 22 de abril. Cuenta además con el auspicio del Ministerio de Turismo.
Será una oportunidad única para los amantes de la tradición campestre y los amantes de la pintura visitar esta muestra que por primera vez será presentada en el interior del Uruguay.
Quién fue Florencio Molina Campos: el pintor de los gauchos

Florencio de los Ángeles Molina Campos nació el 21 de agosto de 1891 en la Capital Federal de Buenos Aires, Argentina. Sus padres eran Florencio Molina Salas y Josefina del Corazón de Jesús Campos y Campos. Se educó en los renombrados colegios La Salle, El Salvador y Nacional Buenos Aires.
Pasó las vacaciones de su infancia en la estancia Los Ángeles, en General Madariaga, a 30 kilómetros de Pinamar. Empezó a dibujar a los nueve años, con lo que encontraba. ¿Su primer personaje? El capataz de la estancia, Tiléforo Areco, que pasaría a ser el protagonista excluyente de sus obras.

En 1905, cuando Florencio tenía 14 años, se mudó con su familia a un campo que tenían en La Matilde, cerca de Chajarí, en Entre Ríos. Allí siguió nutriéndose de más imágenes camperas. Sin embargo, cuando su padre murió, la familia dejó la provincia para volver a Buenos Aires. Fue entonces, que Molina Campos quiso dedicarse de lleno a lo que mejor sabía hacer: homenajear esa tierra que añoraba.
En 1920 se casó con María Hortensia Palacios Avellaneda y tuvo una hija que también se llamó Hortensia. Se separó al poco tiempo y cuatro años más tarde presentó su primera exhibición. Fue en el negocio de lotería Ruibal, en la calle Esmeralda.
Dos años después, ya con 35, mientras trabajaba para la Sociedad Rural Argentina, inauguró su primera gran muestra. Se llamó Motivos gauchos y fue durante la clásica Exposición Nacional de Ganadería. El stand tenía 24 metros cuadrados y expuso 61 pasteles y acuarelas. Quien presidía los destinos de la Nación en aquel entonces, Marcelo Torcuato de Alvear, le compró dos obras.


Su técnica era bastante particular. Comenzaba por los cielos y seguía colocando las figuras que había dibujado en un papel manteca. Las pintaba con sus pinceles de pelo marta y dejaba para el final los detalles de los ojos. Empezó con tintas, después acuarelas y pasteles, hasta que pasó a la témpera.

En 1930 la Firma Argentina de Alpargatas lo contrató para aquello que luego se convertiría en un clásico: los almanaques. El dibujante pintó 12 obras con motivos gauchescos para cada mes de 1931. Lo hizo de manera ininterrumpida hasta 1936. La pulpería, el rancho, el hijo y el casamiento de Tiléforo Areco eran las temáticas. Retomó el trabajo entre 1940 y 1945, con otras regiones argentinas. Se calcula que se imprimieron 18 millones de almanaques y lo cierto es que Molina Campos adquirió una popularidad inusitada.
Volvió a casarse, ahora con Elvira Ponce Aguirre y viajaron mucho por el Interior argentino para seguir llenándose de contenido para sus obras. Becado por la Comisión Nacional de Cultura, en 1937, voló a los Estados Unidos. Expuso en la Gallery of the English Book Shop de Nueva York y sus obras se vendieron mucho entre aquellos que se sumaban a la corriente de adentrarse a la cultura Latinoamérica.
Tan famoso se hizo en Estados Unidos, que el mismísimo Walt Disney quiso conocerlo y viajó a la Argentina, en 1941. Visitó su estancia y le propuso colaborar en una nueva película. Se vieron en Río de Janeiro al año siguiente y el artista argentino empezó a trabajar como supervisor en las películas El gaucho reidor y Goofy se hace gaucho. Sin embargo, la cosa no fue como Molina Campos planeaba. Las películas eran una parodia del gaucho y sus costumbres.
Molina Campos murió el 16 de noviembre de 1959, en Buenos Aires.
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