Nº 1.721 - Año XVIII

Futuro y avance de los modelos Smart o inteligentes. ¿Seguirán vigentes?

smart
Por Mag. Nicolás Raffo Menoni - setiembre 2023. “Para tener un futuro sostenible mañana, necesitamos urgente un presente seguro hoy”.

Ese presente implica seguridad social, ambiental y económica. Como veremos durante el desarrollo de este artículo, muchas personas están muy lejos de poder tener esas seguridades cubiertas o garantizadas en los tiempos que corren hoy y pasan hambre, inseguridad hídrica, segregación, discriminación, inseguridad y mucho más.

Con el título y la frase inicial en modo reflexión busco indagar sobre la viabilidad de los modelos actuales de gestión denominados inteligentes o Smart.

Con el avance de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs), estamos asistiendo a un proceso en el cual mediante la tecnologización de procesos, acciones e iniciativas que apuntan a la gestión, se busca mejorar o ser más eficientes en la gobernanza de las ciudades.

Todos los modelos de gestión que se intentan aplicar tienen la finalidad última de mejorar la calidad de vida en las ciudades. Si no cumplen con esa función, se evoluciona y se pasa a otros métodos y modelos que generen una mayor eficiencia. Así pasó, pasa y pasará y aquellos modelos que no logran su cometido dejan sin pena ni gloria su lugar a otros que intentarán hacerlo mejor.

A partir de la gobernanza como eje central, se intentan abordar otras dimensiones que involucran a la participación ciudadana, el medio ambiente, la planificación, la competitividad, etc.

Un detalle que no es menor, es el aclarar que si bien se mencionan como modelos, en realidad hacemos referencia a un enfoque o concepto que nos permite ver a las ciudades que utilizan los avances tecnológicos para lograr una mejor gestión y mejor calidad de vida de sus ciudadanos.

Estos procesos no son nuevos, desde la década del 90 se vienen implementando y como la tecnología avanza también de forma vertiginosa, vienen evolucionando y sin dudas lo seguirán haciendo.

El problema actual es que debido a las formas que se vienen adoptando en los procesos de urbanización, con un alto índice de población que se desplaza hacia las ciudades (fenómeno que se ve fuertemente profundizado en Latinoamérica, con índices de urbanización que superan al 80%), llevan a que estos nuevos modelos no están pudiendo resolver los viejos problemas de las ciudades que generan desigualdad y marginación y que para peor adoptan nuevas modalidades de segregación.

El quedar por fuera hoy se asocia a las viejas situaciones de estar en zonas pobres y marginadas que no contaban con el acceso a los servicios, que si podían obtener los ciudadanos más privilegiados. Y además se le agrega hoy la marginación generada por brechas digitales entre quienes pueden acceder y quienes no a las tecnologías, conectividad y que además puedan interactuar y operar con las exigencias técnicas de hoy.

Si esto no se revierte, corremos el riesgo de generar modelos mejores para algunos y no para todos. Modelos que dejan sistemáticamente a mucha gente por fuera y que no se acoplan a estos nuevos sistemas.

Resulta macabro decirle a alguien que al levantarse hoy no ha comido, que no sabe si podrá alimentar a su familia o que vive en una zona sin saneamiento ni servicios; que vive en una ciudad inteligente o smart.

La historia de la humanidad es un reflejo del intento del hombre por adaptarse y sobrevivir según las situaciones imperantes que condicionaron a lo largo del tiempo su seguridad y sus posibilidades de sobrevivir.
En la antigüedad la necesidad de sobrevivir pasaba por la seguridad y por poder enfrentar y resolver las situaciones y los peligros que les planteaba el medio ambiente.

A partir de la aparición de la agricultura, se tradujo en una vida más sedentaria y la aparición de las primeras urbes (unos 4.000 atrás), se le agregó la necesidad de adaptarse a una nueva realidad fundamentalmente en lo social.

Ya 2.000 años atrás se desarrollan ciudades más grandes y con la necesidad de una adaptación a la nueva dimensión económica que exigía una vida en base a venta y trueque de productos y servicios.

Luego podemos hablar de las revoluciones industriales que comienzan a generar cambios en las personas que comienzan lentamente a desplazarse desde el campo a la ciudad, en un proceso lento que no ha parado de crecer hasta el día de hoy.

Ya llegados a la modernidad, con los grandes y cada vez más rápidos avances de las TICs, tenemos una exigencia técnica y digital que lleva a que quienes no puedan adaptarse a estas nuevas realidades también quedan por fuera de la sociedad o empiezan a correr riesgos en cuanto a su integración social.

Resulta interesante de analizar, que como un círculo vicioso y no virtuoso, en la actualidad y a pesar de los grandes avances que ha obtenido la humanidad, vuelve a adquirir preponderancia la adaptación al medio ambiente. Esto sucede debido a la gran contaminación, depredación y degradación que se viene realizando y que han llevado a que estemos consumiendo más de lo que la Tierra puede regenerar, lo cual nos pone en una encrucijada que debemos resolver sí o sí.

Consumimos recursos a un ritmo más elevado que los que se pueden regenerar y eso está generando importantes desequilibrios que no estamos siendo capaces de resolver. Consumimos por año 1,6 planetas Tierras y de no cambiar esta realidad se ve comprometida nuestra viabilidad como especie.

Se habla de grandes cataclismos y fenómenos que podrían hacernos desaparecer y se menosprecia nuestra propia capacidad para hacerlo. Podríamos llegar a decir que somos nuestro propio meteorito.

Resulta nuevamente llamativo que si hablamos de conceptos smart o inteligentes, estemos consumiendo de maneras que no obedecen a esa lógica y que ponen en riesgo nuestra supervivencia.

Vistos desde el espacio se nos podría catalogar como una especie agresiva y que somos grandes quemadores de recursos naturales.

Es cierto y necesario de destacar que también tenemos como especie nuestras virtudes y capacidades que nos llevan a creer firmemente en un mañana posible.

Tabla de referencia:
nico tabla
Un llamado de atención:

Particularmente en Latinoamérica, vivimos en una región que es sumamente rica en cuanto a biodiversidad y recursos naturales de los cuales disponemos. También somos una región rica en cuanto a producción de alimentos.

Pero justamente ese detalle es el que lleva a que los grandes cambios climáticos que se están produciendo pongan en peligro esa riqueza y su viabilidad hacia adelante.

En materia de Turismo podríamos decir lo mismo, ya que las playas, los glaciares, la nieve y la biodiversidad se verán muy fuertemente afectados por el cambio climático, lo cual llevará a que se tengan que cambiar las lógicas de explotación turística que tenemos hoy.

No es un detalle menor que si bien tenemos muchas riquezas, también tenemos grandes desigualdades sociales, lo cual nos muestra que no hay una buena redistribución de las riquezas que podemos explotar.

En esa lógica es que veo que los denominados modelos smart o inteligentes deben colaborar para generar cambios. Cambios que aporten a una mejor integración social, ambiental y económica y no a reproducir más de lo mismo; o mejor pero para pocos.

¿Qué está pasando hoy?

En la vorágine actual, es real que aparecen todos los días cientos de aplicaciones y soluciones tecnológicas nuevas que apuntan a resolver problemas y necesidades.

La realidad marca que muchas de ellas desaparecen rápidamente o son sustituidas por otras que lo hacen mejor, más rápido o de manera más específica para las necesidades que hay que resolver.

Del mismo modo pasa con las empresas y MYPES (Micro, pequeñas y medianas empresas) que surgen en gran cantidad y muchas de ellas desaparecen también rápidamente.

Esa desaparición puede obedecer en muchos casos a no poder adaptarse a las necesidades actuales que implica la digitalización (disponibilidad de dinero, de infraestructura, de personas capacitadas, etc.). Hablamos hoy de un “Darwinismo digital”, la necesidad de adaptarse a la adopción de las nuevas tecnologías para sobrevivir.

En este punto en particular el enfoque smart podría colaborar para generar marcos más propicios para facilitar esa necesaria adaptación.

Si bien no podemos culpar a un enfoque por los malos resultados que se obtienen o por la mala aplicación que se hace de sus propuestas y fundamentos, si podemos propiciar que por medio de herramientas y procesos se facilite el acceso para más personas. Con esto ayudaríamos a que haya una mayor participación, redistribución y así generación también de recursos que beneficien a más personas.

La participación ciudadana es fundamental para la adopción y la validación del enfoque inteligente, de lo contrario se transforma en una propuesta técnica de escritorio y lejos de la realidad que se quiere intervenir. Muchos de los enfoques inteligentes de hoy están fallando en este punto, porque si bien en la teoría se propugna la participación, en la práctica no siempre se entiende y se logra hacer de la mejor manera.

En la participación, en la falta de una visión integral y a largo plazo de lo que se quiere obtener y también en los fondos que se pueden disponibilizar para su ejecución, son en mi visión, donde se están teniendo los mayores problemas.

Si se quiere hablar de un nuevo paradigma basado en el uso de las TICs, se deberá apostar a que exista una visión integral pero sensata de lo que se quiere lograr. En caso contrario estaremos planteando un escenario que es inviable desde el vamos.

Algunos de los ejes fundamentales de estas estrategias son la sostenibilidad, la accesibilidad, la inclusión y la participación ciudadana. Si desde el vamos se aplican estrategias que dejan a muchas personas afuera y que generan grandes desequilibrios e impactos medioambientales, se están omitiendo esos ejes y tendremos un fracaso asegurado.

Aparece nuevamente la necesidad de aplicar enfoques que sean aplicables a cada realidad en particular y que contemplen las necesidades puntuales de cada lugar.

Es más sensato abordar la realidad por zonas y espacios en los que sea viable hacerlo. Y a partir de esa práctica intentar luego replicar y aumentar el alcance de los logros y minimizar los errores que puedan surgir.
Intentar abordar el todo desde el vamos es un error y es muy difícil de poder lograr.

Hay innumerables zonas que no tienen las mínimas condiciones para aplicar una lógica smart o inteligente y donde las personas, que deberían ser los principales beneficiarios de estos enfoques tienen otras prioridades más urgentes a resolver.

Tampoco se puede transformar esa realidad en un justificativo para dejar por fuera del necesario desarrollo a inmensas cantidades de personas que no son abordables hoy.

Y ahí es donde los diagnósticos y las planificaciones smart o inteligentes deben centrar sus esfuerzos.

Responder el ¿qué podemos hacer hoy para replicarlo en mayores escalas mañana? y en un mañana lo antes posible.

Llevar a cabo en forma eficiente las acciones donde sea viable e ir preparando el terreno en aquellas zonas que lo necesiten.

Creo firmemente que ahí deben centrarse los esfuerzos, y más aún en lugares donde se disponen pocos recursos y se parte de infraestructuras poco desarrolladas y muchas veces obsoletas.

La sostenibilidad y la inclusión aquí adquieren una nueva dimensión, que implican enfoques diferentes e incrementales para poder abordar a la mayor cantidad posible de personas y respondiendo en cada caso a la lógica y las necesidades reales que se tienen y no a una lógica de buenas intenciones que dilapidan recursos y que terminan no resolviendo lo que realmente se necesita resolver.

Marcar un camino posible con disponibilidad de recursos (humanos, materiales y económicos), con objetivos claros, con metas alcanzables, con indicadores de logro y con instancias de evaluación y corrección debe ser el camino a implementar.

Solo de esa manera podremos hablar de una lógica inteligente o smart viable. En el caso contrario tendremos un discurso plagado de buenas intenciones y que seguirá generando desigualdades y necesidades sociales, económicas y ambientales que se intentarán resolver por medio de la evolución o la aparición de otros nuevos enfoques que lo intentarán resolver mejor.
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Dario Queirolo 2018

DARÍO QUEIROLO

Darío Queirolo, periodista especializado en viajes y turismo, con vasta trayectoria en la industria turística.
Comenzó a trabajar como agente de viajes en 1977, en Uruguay y los Estados Unidos.
Entre los años 1978 y 1980 fue guía de turismo en New York City y Washington D.C..

Estableció su agencia de viajes, First Class World Tours, en 1980, en la 5ta. Avenida en Manhattan, New York.
Fundó la revista de turismo Infotur en 1983. 

En 1999 comienza su proyecto PASAPORTE, con el lanzamiento de la primera guía bilingüe de turismo Pasaporte Uruguay.
En el año 2005 fundó el periódico digital Pasaporte News.