Muchos se refieren a esta fiesta como un "tesoro vivo", ya que fusiona las culturas europea, africana e indígena, que convivieron en los orígenes del país. Por su ubicación geográfica, en la costa del Caribe colombiano, Barranquilla tiene muchas influencias de los españoles, que fueron los encargados de traer esta festividad al Nuevo Continente.
Pero en el carnaval de Barranquilla también se mezclan rituales típicos aborígenes de alabanza a la tierra con ritmos, como el son de negro, una danza que se originó entre los esclavos traídos a América, e instrumentos africanos, como los tambores.
Este año durante el carnaval se celebró además, el bicentenario de la Ciudad al ritmo de cumbias, fandangos, mapalés y chandés. Habrá bailes, shows en vivo, conciertos y elección de reinas. Pero la alegría llegará a la cumbre en la tradicional Batalla de Flores, un imponente desfile de carrozas y comparsas a lo largo del Cumbiódromo, al que asisten unas 500 mil personas, y donde se arrojan flores a los espectadores.
Este espectáculo tiene un gran valor simbólico para Barranquilla. La primera Batalla de Flores se realizó en 1903, al finalizar la Guerra de los Mil Días. Con el propósito de hacerle un homenaje a la paz, el general Heriberto Vengoechea propuso cambiar una batalla de balas de plomo por una de flores.
El carnaval terminó. De a poco, los vecinos regresan a sus casas y la ciudad se recobra. Claro que siempre queda alguna flor, algún papel y más de una botella de licor tirados en el piso.
"Esta es una de las ciudades más importantes de Colombia, por su riqueza turística y cultural, y la amplia oferta hotelera y gastronómica", afirmó entusiasta María Claudia Lacouture, presidenta de Proexport, entidad que promueve el turismo hacia Colombia.
Por Laura Blanco / Perfil
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