El Royal Palace hotel en la ciudad de Montevideo (esquina de Victor Haedo y Acevedo Díaz), de "Palace" y de "Royal", solo tiene el nombre, porque su fachada y lobby confirman que lejos está de compararse a hoteles en otras partes del mundo que llevan tan distinguidos nombres.
Al margen de lo pretencioso del nombre, lo realmente lamentable y criticable es la costumbre que tiene su gerente de colocar tachos de pintura en la calle, para reservar ese espacio (que es de libre estacionamiento) para clientes o proveedores del hotel.
Legalmente el hotel debería pagar a la Intendencia de Montevideo para reservar y usufructuar ese espacio. Pero hay hoteleros que evitan gastar lo que corresponde y recurren a prácticas lamentables, como las que practica el Royal Palace Hotel.
Estas conductas llevan a que algunos inspectores de la Intendencia se molesten por estos abusos, y luego apliquen mucha severidad en inspecciones a otros establecimientos, haciendo pagar a justos por pecadores.
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Al margen de lo pretencioso del nombre, lo realmente lamentable y criticable es la costumbre que tiene su gerente de colocar tachos de pintura en la calle, para reservar ese espacio (que es de libre estacionamiento) para clientes o proveedores del hotel.
Legalmente el hotel debería pagar a la Intendencia de Montevideo para reservar y usufructuar ese espacio. Pero hay hoteleros que evitan gastar lo que corresponde y recurren a prácticas lamentables, como las que practica el Royal Palace Hotel.
Estas conductas llevan a que algunos inspectores de la Intendencia se molesten por estos abusos, y luego apliquen mucha severidad en inspecciones a otros establecimientos, haciendo pagar a justos por pecadores.
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